30.12.10

Ella.

Muchas veces cuando la observaba, ni siquiera sabía muy bien como describirla. Tenía la facilidad de atraer miradas, y no es que fuera excesivamente guapa, pero por alguna razón que no lograba comprender, en más de una ocasión, ellos levantaban la vista para verla pasar. Seria por esa larga melena rubia o esos ojos claros dulces y desafiantes a la vez.
Aquella chica era un remolino de pasiones, y en alguna que otra ocasión sus reacciones le daban miedo. Ella era una chica diferente, era una chica con carácter, que tenía las ideas lo suficientemente claras, tanto que jugaba con aquellos que no las tenían. A veces era calculadora y fría y otras dulce y recatada. Sabía como actuar y delante de quien para que pensaran justo lo que ella quería que pensasen. Era muy observadora, observaba cada movimiento de los demás, los estudiaba con detenimiento, incluso en situaciones diferentes, tanto, que llegaba a conocer las reacciones de todos con tanta exactitud, que podía manipularlos con antelación. Sabía tratar a los hombres, y jugar con ellos. Siempre consiguió de cada uno, exactamente lo que iba buscando desde un principio. Le gustaba trasnochar, y todo lo que eso conllevaba. Era una chica fácil de tentar, pero solo por aquello que realmente le interesaba. Con su espontaneidad y saber estar se ganaba a cualquier persona que la mirase un poco más de lo normal, y si por casualidad, la cosa se complicaba, sonreía y coqueteaba durante un rato(normalmente escaso), y todo quedaba completamente solucionado.
Además era realmente simpática, y apenas le costaba el más mínimo trabajo entablar conversación con gente desconocida, aunque fueran normalmente del sexo opuesto. Era muy sugerente, sobre todo cuando utilizaba una de sus frases favoritas, “Perdona, ¿Tenéis fuego?, yo no fumo, pero… curiosidad”, y todos la miraban perplejos mientras contestaban, a saber qué, ella nunca los escuchaba, estaba pendiente de las otras dos mil cosas que habían entrado en juego justo después de que ella terminase de hacer su pregunta.
Ella amaba los cambios. Necesitaba tantas cosas en su vida, que una misma persona no era capaz de satisfacerla durante mucho tiempo. Ella necesitaba cambiar cambiar y cambiar. Quizás por eso, el ron de bar en bar le solucionaba parte de ese problema en determinadas situaciones.
Hoy por hoy, esa chica ya no existe, ella misma guardo con mucho esmero, una a una cada cualidad que no le hacían ser una persona digna de ser querida. Pero de vez en cuando, recuerda cada una de las cualidades que guardo, y piensa que la estabilidad muchas veces es aburrida, segura, pero aburrida… y se da cuenta de que su vida antes era muchísimo más excitante. Y con ese pensamiento…. Se tira en la cama, recordando, que de aquella forma, nunca fue feliz.

1 comentario:

Confessions of a dreamer dijo...

aiiiins que tonta.. :)

recuerda la hucha eh?^^

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