7.8.12

Noviembre Utopíco



Erica.



            “Soy sencilla, pero difícil de satisfacer. Me encantan los remolinos de colores, los olores dulces, el cielo estrellado, y la gente sincera. Admiro a quienes hacen arte de verdad,  y a quienes son optimistas a pesar de vivir en un mundo de locos. Adoro el agua, y nadar de noche cuando estoy cansada. Odio las miradas que esconden verdades, secarme con toalla o que me den besos recién levantada. Soy feliz con poco, pero no con nada. Me gusta el color morado, el dorado o el plateado, pasear de noche por Sevilla o contar cuentos basados en sueños que hace tiempo, eran dulces. No me gusta decir palabrotas, pero las digo. Odio empacharme de chocolate, pero me empacho. Y me hace mucho daño fingir sonrisas, pero los demás no merecen verme triste. Soy de las que piensa que la felicidad es pasajera, el dolor inevitable y el sufrimiento opcional. Mi mayor aspiración era ser perfecta, ahora, quizás sea aprender a quererme tal y como soy. Me enamora el principito y su planeta, así como Cádiz y sus calles estrechas. No vivo sin mi cámara de fotos y captar instantes me parece algo precioso. Necesito escribir y correr cuando los días son grises. Y no dudo de que tarde o temprano aparezca un enorme arco iris para animarnos a seguir cuando estamos tontos. Valoro los detalles que tienen las personas conmigo, y me faltará siempre vida, para agradecerlos. Sigo teniendo fe en el ser humano, en el amor, y en los buenos actos. Quizás algún día tenga que rectificar, pero creo que las personas son buenas por naturaleza. Tengo muchas manías, pero me gusta tenerlas: abro el grifo cuando voy al baño, no como galletas redondas salvo que tengan trozos de chocolate, guardo los zapatos en la papelera, siempre tengo las puertas del ropero abiertas, dejo la toalla mojada encima de la cama… En fin, que soy un verdadero desastre.”



Enter. Publicado. Le encantaba escribir en el blog.  Aunque realmente lo suyo fuera la fotografía, escribir le producía un placer parecido al que sentía cuando disparaba con su cámara de fotos. Mira el reloj. Las nueve y media. Al final va a tener que mandarle un mensaje a Víctor, diciéndole que va a retrasarse media hora, y eso que al principio de la tarde se propuso llegar puntual hoy. Nada. En ella, a veces, eso es imposible. Se ducha y se viste lo más rápido que puede; medias negras, vestido gris, botas altas, un poco de maquillaje, pelo suelto. Listo. Ya empieza a hacer frío para llevar el pelo mojado, pero es que no tiene tiempo. Coge un trozo de empanada que había dejado sobre la encimera, alarga el brazo desde la puerta para llegar al perchero y alcanzar la chaqueta. Sale a la calle. Desde que vive sola todo es muchísimo más fácil. Todo el mundo le advirtió que el precio de la libertad era bien caro, pero aún así a ella no le importó. Desde que le dieron aquel trabajo fijo en aquella tienda de fotos, alquilo un mini estudio, que ella misma se había encargado de redecorar y se mudó. Echaba de menos a su familia claro, pero no porque no llevase bien eso de vivir sola. Al fin y al cabo cocinar para uno, lavar para uno, y limpiar lo que solo ella ensuciaba, tampoco requería un esfuerzo desmesurado. 22:29 hrs. -¡Ufff...! Justa. Menos mal, un minuto tarde y habría tenido que soportar la cara de Víctor de “intento de enfado” durante unos minutos. Y media. Erica levanta la vista y lo ve, tan puntual como siempre, tiene el mejor amigo del mundo. No lo duda. Desde que tiene novia, mantiene un poco más las distancias con ella, pero jamás le importó. Su amistad vale mucho más que manifestar cariño a todas horas. De hecho, es que ni lo necesitan para demostrarse la incondicionalidad que tienen ambos hacia el otro. Ella, aún así, no puede controlar su espontaneidad y se le echa al cuello cuando ya están a poca distancia.


-          ¡Quita, quita! Que tampoco hace tanto que no nos vemos.
-          Lo suficiente. ¡No seas soso!
-          Yo no soy soso, tu saludo ha sido propio de una década sin mí.-Aclara Víctor, que intenta defenderse ante tal acusación. ¿Soso el? Anda ya, Erica siempre tan exagerada. Ambos toman la dirección hacia el lugar de siempre.
-          No pruebes nunca a estar diez años sin verme. ¡Uuuuuh!.-Erica adelanta un paso para poder colocarse frente a víctor y poner cara de susto mientras mueve las manos muy cerca de la cara de su amigo.
-          Jajaja. Me das miedo. Así que lo tendré en cuenta. El día que madures…
-          ¡Ehhh! Que estás hablando con una mujer independiente.
Sonríe satisfecha de su respuesta.
-          Ni aunque te dure un tío más de un año, habrás madurado E.
-          Siempre igual, ¿Qué te pasa a ti con mis relaciones pseudo-amorosas?
-          Tú lo has dicho. Pero bueno, da igual.
-          Venga ya, Víctor, ahora estoy sola, estoy aprendiendo a pasar de los hombres.-Insiste aquella rubia, que se ha quedado con ganas de guerra.
-          Tu nunca sabrás lo que es pasar de un hombre ni porque estés soltera tu vida entera.Ya hemos llegado; ¿Dentro o fuera?
-         ¿Estás loco? ¿Desde cuando no mojas? ¡Dentro! Fuera hace demasiado frío.

Víctor abre los ojos como platos, la conoce desde el instituto, pero aún no se ha acostumbrado a que su amiga tenga un don para relacionar cualquier tema con el sexo.
-          Por dios Erica, cualquiera que te escuche…
Y ambos entran en aquel garito con ganas, a pesar de la temperatura, de una cerveza bien fresquita.

1 comentario:

eva lluvia dijo...

te dejo una piruleta sonriente :) porque hoy es un día lindo... he encontrado tu remolino y me encanta...



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