19.2.13

Fluye en ti.






Te encontré. Llegaste de casualidad. Un día de esos en los que aparecen en tu vida, personas que no sabes que te van a marcar tanto. Avanzas. Te equivocas. Caes. Y es entonces, cuando te veo tendiéndome la mano. Con esos ojos perdidos pero sinceros. Con esa timidez que no te impide entregarte entero. Y la vida se me hace mas bonita, menos dura. Y sin que lo veas, me voy perdiendo contigo. En tus palabras. En esa forma tan tuya de pensar. Me pierdo en tu lealtad. En tu extraña coherencia. En ti. Y me ciega ese rayo de luz, ese que me avisa que esto es cierto. Y aun así, estoy aquí, a tu lado. Tocándote mi canción favorita. Mientras duermes y sueñas como alguien te devuelve la esperanza de que el amor existe. Y cuando despiertes, me contarás tus ilusiones, y me ilusionaré contigo. Porque voy a entregarte mi vida entera a pedacitos, a pedacitos y despacito. Para que la saborees. Y nunca dudes de que jamás habrá una mayor entrega que esta. Y todo seguirá igual, me seguirás acariciando y enredando el alma. Y yo, seguiré apretando mi corazón, porque de estos sentimientos tan intensos nacen verdaderas obras de arte. De esas que luego te dejo sobre la mesa, metidas en un sobre. Porque han nacido en ti. Pero esa, será la poesía secreta. La que nunca te cuente. La que nunca sepas. Porque me gusta tocar el piano mientras duermes. Y si supieras de donde viene mi poesía, tendría que dejar de hacerlo para siempre.

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