Hoy he soñado contigo.
Tus dedos acariciaban mi espalda. Mientras, la lluvia azotaba con fuerza
la ventana. Tu risa parecía no tener fin. Y eso que odias los días así de
tristes. Jugabas con mi pelo mientras bromeabas sobre la espontaneidad de mis
actos. Parecía que estábamos hechos el uno para el otro. Tanta complicidad no
podía ser real, y sin embargo, aquí estábamos haciéndonos felices sin medida.
Jurabas que nunca me dejarías sola. Yo, a cambio te prometía cuidar de ti y
asegurarte que no tendrías que volver a
sentarte solo a ver como se escondía el sol. Pasaban las horas tan rápido a tu
lado… que cuando asomé la cabeza por la ventana, miles de lucecitas llenaban el
cielo oscuro. La lluvia había cesado. Y los cometas nos invitaban a disfrutar
del aquel cielo precioso. Me sonreíste
mientras decías que algún día le pondrías mi nombre a alguna de ellas. No supe
que decir. Así que apoye mi cabeza sobre tu hombro, y cerré los ojos. Te debía
tantos escalofríos... mis parpados se
cerraron durante horas. Horas en las que no dejaste de besarme la frente y
acariciarme las mejillas.Tan despacio... que ni siquiera interrumpiste mis
sueños. Tu mismo perdiste la noción del tiempo, hasta que dijiste en alto algo
que desordenó tu conciencia por completo.
Sentiste miedo. Y te alejaste de mi. Tanto… que cuando desperté parecías
otro. Fui a tu lado, a pedirte perdón por haber disfrutado del placer de las
ilusiones nocturnas. Pero no, no era eso. Tu mirada estaba desbordada por
sentimientos imposibles. De esos huracanes que se apoderan de ti, y no te dejan
pensar con claridad. Intenté calmarte, pero era imposible. Te recordé las risas
de hacía unas horas, las caricias, toda esa complicidad que nos habíamos
entregado de la forma mas sincera y real. Entonces cogiste mi cara entre tus
manos, y clavaste tu mirada en la mía Aquella mirada fue la conversación más
larga de toda mi vida. Y por un instante desee que no terminase nunca. Pero
agachaste la cabeza. Y comprendí que todo había acabado. El fuego había tensado
la fina cuerda que nos unía. Y ambos sabíamos que ese era el final de un cuento
infinito. El sonido de un trueno me hizo volver a la realidad. Llevaba
demasiados silencios soñando. Fuera, una enorme tormenta se apoderaba de toda
la ciudad. Mire al cielo, preguntándome que andarías haciendo en ese momento.
Quizás, descansar de un día agotador. Quizás, disfrutando de una buena película o acariciando el pelo de alguna chica que lo mereciese. O quizás andabas
mirando al cielo, preguntándote que sería de mi. La magia existe. Quien sabe.
Entonces, la lluvia paró. Me temblaba todo el cuerpo. Volví a la cama, con
ganas de entregarme sin condiciones a uno de esos abrazos que me devolvían a la
vida. Pero antes, escribí aquella frase, que jamás volvería a escuchar de tus
labios. “Me estoy enamorando de ti,pequeña…” y sin más, seguí soñando,
historias que quien sabe, si algún día serían reales.
2 comentarios:
tan increíble como tú
Leeeeel! !!! Cuanto tiempo!!!! Como estás? ?
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