17.8.10

Reflexiones de un día de verano.

La amistad no consiste en quedar con tus amigos cada fin de semana y entonces contarles aquellas cosas que te parecen importantes que sepan. No consiste en exigir. No consiste en esperar que cambien por ti.
Consiste en asimilar que tenéis vidas diferentes, y que aún así cuando les necesites van a estar a tu lado.
Consiste en no esperar a verles para contarle todo aquello que te ronda por la cabeza, y hacerles tan participes de tu vida como de las suyas.
Consiste en estar orgulloso de ellos, aunque no se comporten como a ti te gustaría que lo hicieran.
Consiste en CONFIAR que SIEMPRE van a dar la cara por ti, aunque creas que vuestra relación se está enfriando.
Consiste en que cuando los necesites, seas capaz de pedirles que estén contigo.
Consiste en comprender sus errores, por mucho que nos duelan, y ser capaz de darle más importancia a sus necesidades que a las nuestras.
También consiste, en nunca coger la vía fácil. ¿Y cuál es la vía fácil?, te preguntarás. Pues la vía fácil es enfadarte cuando no recibimos todo lo que creemos que nos merecemos, es alejarnos de ellos cuando sentimos que ellos se alejan de nosotros, es excusarte en que cuando los necesitaste no estuvieron. Pero... ¿Y tú? ¿Estuviste cuando te necesitaron ellos?
La amistad consiste en OLVIDAR el "Yo necesito", para PENSAR en el "Tú necesitas" y tener un "Nosotros necesitamos". Desafortunadamente casi siempre olvidamos el "Tu". Y ese, es un error nuestro, porque es muy fácil culpar a otro de que se equivoca, de que nos abandona… lo difícil es darse cuenta de que nosotros también nos equivocamos y también abandonamos, es darse cuenta que cuando el otro se equivoca, es cuando más tenemos que estar a su lado.
Porque la amistad tiene que ser desinteresada, aunque nos cueste.
Nadie dijo que ser un buen amigo fuera fácil, por eso la VERDADERA amistad, tiene el valor que tiene.

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