30.12.10

25Marzo

Nunca te dije que me gustaba cuando me acompañabas a la cama, los fines de semana, y sacabas el colchón de la otra cama, para ponerla en el suelo y contarme un cuento. Y que cuando esperabas a que me quedara dormida, sonreía mirando al techo, por estar junto a ti.

Nunca te dije que aguantaba despierta todo lo posible, y que me reía cuando mama se acercaba a la habitación para despertarte, y reprocharte que otra vez te habías quedado dormido.

Nunca te dije que, incluso cuando me ponías las vacunas, eras el padre más maravilloso del mundo. Que me gustaba lavarme los dientes, teniéndote detrás de mí, para vigilar que lo hiciera bien, y en cuanto veías que había algún diente flojo, tus manos, sin hacerme daño, lo sacaban, y lo ponían con mimo debajo de la almohada. Me gustaba ponerme mala, porque me traías siempre un regalo para hacerme reír, y me dabas un jarabe buenísimo.

Me gustaba estar el sábado abrazada a ti, en el sofá, viendo el rey león o Aladín.

Sé que nunca te di las gracias por ayudarme con los deberes, ni por irme a buscar todas las tardes a ingles y a la puerta del cole, ni por hacerme esas tortillitas tan ricas, que me harían crecer. Nunca te di las gracias por traerme libros a casa, ni por aguantar mis tonterías, y tu paciencia, parecía no tener fin, incluso cuando me enfadaba y te repetía el “ya lo sé”.

Tampoco te dije nunca que hecho de menos jugar a piratas y corsarios, y tu forma de gritar cuando yo corría detrás de ti con mi espada de madera. Ni que echo de menos los sábados mañaneros, en los que nos metíamos debajo de las sabanas y jugábamos al pilla pilla.:

Nunca te dije que estaba orgullosa de ti.

Nunca te lo dije... pero espero poder decírtelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Regalame una Piruleta.